domingo, 10 de febrero de 2013

Cielo de color naranja (XXII)

Por Roddy Romo Seguí

Víctor Mesa
En su sexta temporada dentro de los clásicos cubanos, Villa Clara lograría en la XXII Serie Nacional de Béisbol (temporada 1982-1983) el preciado título que le había sido esquivo dos años antes, cuando alcanzó el subcampeonato.

Los villaclareños, bajo el dominio del director Eduardo Martín, consiguieron un extraordinario balance de 41 éxitos y sólo ocho fracasos, que les permitió sacar una notable ventaja de siete juegos sobre Citricultores y Camagüey (35-16), y nueve ante Industriales (31-16) y Vegueros (33-18).

Detrás se ubicaron Henequeneros (28-20), Forestales (25-24), Ciego de Ávila (25-26), Santiago de Cuba (24-25), Habana (23-26), Guantánamo (22-29), Cienfuegos (20-28), Sancti Spíritus (21-30), Granma (19-32), Isla de la Juventud (19-32), Metropolitanos (16-33), Holguín (16-33) y Las Tunas (15-36).

El forestal Juan Hernández encabezó a los bateadores con 367 de average, producto de 58 imparables en 158 comparecencias oficiales al home play, al tiempo que el villaclareño Víctor Mesa dominaba las anotadas (39) y las bases robadas (21), y su compañero de equipo Alejo O´Reilly los dobles (15) y las impulsadas (38).

Por su parte, el guantanamero Oscar Rodríguez lideró los hits (71), el citricultor Lázaro Junco los cuadrangulares (15), mientras que el habanero Pedro Luis Rodríguez y el santiaguero Antonio Pacheco encabezaban los triples (seis).

En el pitcheo la gran figura fue José Riveira, de Villa Clara, al encabezar los listados de promedio de carreras limpias (0,63) y average de ganados y perdidos (1000, 6-0), entre tanto, Jorge Luis Valdés (Henequeneros) era primero en triunfos (10) y el veguero Rogelio García le imitaba en ponches (119).

El evento continuó con la participación de 18 clubes, con un formato de todos contra todos, en las cuales cada uno debía disputar 51 desafíos.

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