martes, 31 de julio de 2012

La historia de los asientos vacíos

Por Roberto Ramírez

Horas después de que el malestar por la existencia de asientos vacíos en no pocas instalaciones “golpeara” en medios locales los organizadores de los Juegos de la XXX Olimpiada destinaron más entradas para el público presente en esta urbe.

«Los tickets devueltos por las federaciones se pondrán a la venta la noche antes de las competencias», indicó un directivo que reconoció la alta demanda de los mismos y la decepción generada por las imágenes transmitidas.

De acuerdo con otros pronunciamientos, son miles los boletos para fútbol que siguen disponibles y cantidades igualmente considerables pudieran salir a la venta para otras disciplinas.

La respuesta parece lógica, aunque los implicados en las decisiones son muchos y quedan cuestionamientos en torno a las causas de la situación, igualmente manifestada en Beijing´08. Y también vista en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, salvando las distancias.

Un funcionario reconoció no estar totalmente informado sobre si los espacios desocupados en pruebas tan gustadas como tenis, natación, gimnasia o baloncesto fueron inicialmente destinados a patrocinadores, federaciones internacionales o familiares de deportistas.

«Le estamos diciendo al COI y a las federaciones deportivas internacionales que si no los van a usar, hagan lo posible para devolverlos porque, por supuesto, tenemos mucha gente que le encantaría», sentenció Jeremy Hunt, secretario de cultura británico y ministro responsable del evento.

«Creemos que eran asientos acreditados que pertenecían a patrocinadores, pero si no van a ir, queremos que estén disponibles para el público, porque eso genera una mejor atmósfera. Así que estamos ocupándonos de esto con urgencia», sostuvo.

Sumado a la polémica el primer ministro David Cameron consideró «una desilusión» ver estos espacios en los estadios, aunque fue de los que recordó la incidencia del fenómenos en citas precedentes.

En realidad el asunto se complica porque aun cuando sus dueños originales renuncien a ellas se trata de entradas válidas para áreas con acreditaciones y no pueden ser vendidas al público.

Pero siempre hay alguna solución, y según trascendió en la capital británica en la arena de Greenwich, sede de la gimnasia, esa zona fue reducida en correspondencia con su ocupación.

Se dice que estudiantes y profesores del este de Londres pudieran ser destinatarios de estas, como muchos de los soldados insertados en la vigilancia del Parque Olímpico.

Lo duro es que el público no va a acceder como habría querido y ya se menciona el término decepción cuando se le escucha pronunciarse al respecto.

No hay comentarios: