domingo, 6 de mayo de 2012

Berlín 1936: La mano nazi

Por Roddy Romo Seguí

El 26 de abril de 1931, durante la XXIX Sesión del Comité Olímpico Internacional, celebrada en Barcelona, España, fue elegida la ciudad alemana de Berlín sede de los Juegos Olímpicos de 1936, tras ganarle a la urbe catalana 43 votos por 16.

La noticia se daba a conocer al mundo un año antes del nombramiento de Adolf Hitler como Canciller del país germano, razón por la cual varios países optarían por boicotear la cita, entre ellos la nación ibérica, que intentó organizar una Olimpiada Popular, pero fue suspendida debido al inicio de la Guerra Civil el día antes de la inauguración de estos juegos.

El evento germano fue aprovechado por Hitler para demostrar al mundo la magnificencia del nazismo. Encargó un elaborado programa propagandístico al ministro de esa rama Joseph Goebbels, quien a su vez solicitó la puesta en escena a Albert Speer de un documental llamado "Olimpiada", bajo la supervisión y filmación de la fotógrafa Leni Riefenstahl.

Durante la inauguración de los Juegos de Berlín, el primero de agosto de 1936, como una muestra de la grandeza del poderío alemán, el célebre dirigible Hindenburg sobrevoló el estadio olímpico momentos antes de la aparición de Hitler.

La cita alemana acogió a cuatro mil 66 atletas (tres mil 738 hombres y 328 mujeres) de 49 países; las féminas se hospedaron en las inmediaciones del estadio, mientras los varones descansaban en la villa olímpica.

En cuanto a la asistencia de público, Berlín resultó la mejor de todas las lides disputadas hasta entonces. El Olympiastadion se llenaba dos veces al día, al igual que la piscina olímpica con capacidad para 20 mil espectadores, entre tanto en la maratón se congregaron un millón de personas a través del recorrido.

El buen estado de las instalaciones permitió batir 15 marcas e igualar tres en las 29 pruebas celebradas en atletismo, sobresaliendo el afroamericano Jesse Owens, ganador de las lides de 100 metros, 200, relevo cuatro por 100 y salto largo.

Según la historia, Hitler rehusó dar la mano a Owens; no obstante, en sus memorias, el atleta afirma que recibió una felicitación oficial por escrito del gobierno alemán, y sin embargo el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt no le invitó a las celebraciones en la sede de gobierno.

Otra leyenda urbana es que Berlín 1936 resultó una humillación para el régimen nazi porque algunos atletas negros lograron agenciarse varias medallas. En realidad, Hitler se mostró complacido pues el país anfitrión terminó por liderar la tabla final de preseas con 33 títulos, 26 segundos lugares y 30 bronces.

Detrás de Alemania se ubicaron Estados Unidos (24-20-12), Hungría (10-1-5), Italia (8-9-5), Finlandia (7-6-6), Francia (7-6-6), Suecia (6-5-9), Japón (6-4-8), Holanda (6-4-7) y Reino Unido (4-7-3), en ese orden.

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