La segunda olimpiada de la era moderna se celebró en 1900 y la sede escogida fue París. En líneas generales resultó un desastre, debido a sus cinco meses de duración (del 20 de mayo al 28 de octubre de 1900) y por estar enmarcados dentro de la Exposición Universal.
El segundo aspecto marcó en gran medida la desgracia de estos Juegos, ya que Alfred Picard, comisario de la Exposición, tenía ideas diferentes a las del barón de Coubertin, y para él los ideales olímpicos no importaban en absoluto, todo debía estar sujeto al espectáculo de las manifestaciones.
A Picard le daba igual que fueran actividades estrictamente deportivas o, por el contrario, exhibiciones de globos y concursos de palomas mensajeras, lo más importante era aquello que lograra aumentar la curiosidad del espectador.
Por ello, muchos de los participantes ni siquiera sabían si estaban tomando parte en una prueba olímpica, al presentarse éstas como concursos, festivales y reuniones internacionales, sin ningún tipo de nexo en común. La polémica era constante, pues no existían las normas, y donde las había se anulaban y reinventaban a conveniencia de algunos.
Todos los problemas organizativos condujeron a la falta de instalaciones apropiadas para la lid, los deportistas al arribar a la capital gala no tenían alojamiento reservado, e, incluso, la delegación de Alemania debió vagar por las calles de la urbe parisina pues nadie se dignó a recibirles.
La cita tiene entre sus datos curiosos el hecho de que no se entregaron medallas, y en cambio a los ganadores les eran obsequiados los objetos más variados, como guantes y bastones por citar sólo par de ellos.
No obstante las calamidades, la Olimpiada pasó a la historia por el debut de las mujeres. En total tomaron parte mil 225 atletas (19 féminas) de 26 países, quienes compitieron en 17 deportes.
La primera mujer en obtener un título olímpico fue la jugadora de tenis británico Carlota Cooper. Por su parte, el norteamericano Alvin Kraenzlein se título en las lides de salto largo, 60 metros, 110 y 200 con vallas. Su récord de cuatro victorias individuales en atletismo no ha sido todavía superado.
Para Cuba, París 1900 significó su estreno en Olimpiadas. Ocupó el puesto 12, gracias a la faena del esgrimista Ramon Fonst, quien como único representativo de la Mayor de las Antillas se agenció la corona en Espada y el subtítulo en Espada Profesional.
Francia encabezó el medallero de los Juegos con 26 títulos, 38 medallas plateadas y 36 de bronce, escoltada por Estado Unidos (20-17-15), Reino Unido (17-7-14), Bélgica (6-6-4), Suiza (5-2-1), Alemania (4-2-2), Australia (3-0-3), Dinamarca (2-3-3), Hungría (1-2-2) e Italia (2-0-4).
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