jueves, 3 de mayo de 2012

Estocolmo 1912: Modelo de eficiencia

Por Roddy Romo Seguí

Los Juegos Olímpicos de 1912 tuvieron por sede a Estocolmo, y mostraron un gran avance técnico respecto a sus predecesores. La inauguración fue realizada el seis de julio, con la presencia del rey Gustavo V de Suecia, quien presidió el desfile de los dos mil 407 atletas en representación de 28 países.

Con vistas al evento sueco se construyó el Estadio Olímpico de Estocolmo, el cual tenía apariencia de fortaleza medieval, en ladrillo de color gris volcánico, y una capacidad para 32.000 personas. Además, fue erigida una pista de carreras con curvas semicirculares en vez de elípticas, convirtiéndola así en la más rápida y mejor del mundo.

Entre las notas llamativas de la cita estuvieron la utilización por vez primera del cronómetro eléctrico y la foto finish, terminando con las decisiones polémicas y los conflictos. Otro hecho sin precedentes resultó que los ganadores subieran al podio, mientras eran izadas sus respectivas banderas.

Del programa deportivo quedó abolido el boxeo, pues las leyes suecas lo prohibían, al tiempo que comienza la participación de las mujeres en la natación, y en el atletismo aparecen las pruebas del relevo cuatro por 100,  tres mil metros por equipos, cinco mil metros lisos y ocho mil metros cross-country.

A su vez, se instauró el pentatlón moderno, basado en cinco pruebas (tiro, natación, esgrima, equitación y carrera pedestre) y ganado por el estadounidense Jim Torpe, llamado el gigante indio de Carlisle; entre tanto, eran eliminados el rugby y la lucha libre.

Torpe triunfó también en el decatlón, sin embargo, una imagen publicada en un periódico sensacionalista, y en donde se le veía formando parte de un equipo profesional de béisbol del Estado de Carolina (se descubrió que cobraba un sueldo de 70 dólares al mes), provocó que fuera sancionado por el Comité Olímpico bajo la acusación de "profesionalismo".

Al gran atleta estadounidense le despojaron de sus títulos olímpicos, y sus medallas fueron entregadas a los deportistas que habían terminado en segunda posición; éstos, asimismo, renunciaron a ellas como gesto de admiración hacia Torpe, quien no superó jamás esta pérdida.

Torpe reclamó sus títulos al Comité Olímpico Internacional hasta su muerte en 1952, logrados según él con legitimidad; no obstante, debieron pasar 30 años de su fallecimiento para obtener el reconocimiento del máximo organismo, cuando en la edición de 1984 (Los Ángeles) el español Juan Antonio Samaranch le devolvió a sus nietos las dos medallas que le habían sido retiradas.

Mientras Estados Unidos dominaba las competencias de lanzamiento de martillo, 110 metros con vallas, 100 y 800 metros planos, el finlandés Hannes Kolehmainen ganó los ocho mil metros a campo traviesa, así como los cinco mil y 10 mil metros planos.

La prueba de maratón, la cual había sido tratada de eliminar por los organizadores por temor a la dureza de la misma, fue conquistada por el sudafricano K.K. McArthur. En la misma, a pesar de exigírseles a los participantes un certificado médico para poder competir, el portugués Francisco Lázaro murió en plena carrera debido al intenso calor.

En la lucha, donde Finlandia se agenció tres de las cinco coronas disputadas, el ruso Klein y el finlandés Asikainen protagonizaron un combate que duró once horas; entre tanto, Gran Bretaña, Dinamarca y Holanda ocupaban en ese orden el podio de premiaciones en el fútbol.

El medallero final fue dominado por Estados Unidos con 25 preseas de oro, 19 subtítulos e igual número de bronces, seguido de Suecia (24-24-17), Gran Bretaña (10-15-16), Finlandia (9-8-9), Francia (7-4-3), Alemania (5-13-7), Sudáfrica (4-2-0), Noruega (4-1-4), Canadá (3-2-3) y Hungría (3-2-3).

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