miércoles, 30 de mayo de 2012

Sydney 2000: Buen comienzo de siglo

Por Roddy Romo Seguí

En el transcurso de la 101º Sesión del Comité Olímpico Internacional, desarrollada el 23 de septiembre de 1993 en Montecarlo, Mónaco, fue elegida Sydney (Australia) sede de la XXVII Olimpiada de Verano, al aventajar en la votación a las ciudades de Beijing (China), Manchester (Inglaterra), Berlín  (Alemania) y Estambul (Turquía).

Después del fracaso organizativo de Atlanta 1996, en la cita australiana la organización resultó una obsesión y se puede decir que fue perfecta, llegando a ser catalogados como los mejores juegos de la historia.

Con vistas a Sydney 2000 fueron construidas instalaciones de una calidad envidiable, así como un aeropuerto internacional; mientras, se utilizaba luz solar para alimentar de energía la villa olímpica, gracias a una excelente campaña en favor del medio ambiente lanzada por el comité organizador.

Durante la ceremonia inaugural, celebrada el 15 de septiembre, la atleta Cathy Freeman se convirtió en la primera nativa en encender la Llama Olímpica. Por su parte, Corea del Norte y Corea del Sur marcharon bajo una misma bandera, y Afganistán no participó por hallarse suspendida desde la instauración del régimen Talibán.

La Olimpiada de Sydney contó con tres mascotas: Olly (proviene de Olimpia), que representaba a un kookaburra, ave típica de Australia; el ornitorrinco Syd (en honor a Sydney), y la puercoespín Millie (derivado de Milenario),.

En el aspecto deportivo, el australiano Ian Thorpe, de sólo 17 años, obtuvo tres medallas doradas y batió la marca de 400 metros estilo libre en natación (en total se registraron 37 marcas en ese deporte), al tiempo que Maurice Green ganaba el título en los 100 metros lisos, y el espectacular jabalinista checo Jan Zelezny, así como con el boxeador cubano Félix Savón, alcanzaban su tercer oro consecutivo.

El lado negativo lo protagonizó la rumana Andreea Raducan, quien se convirtió en la primera gimnasta en perder una medalla debido a dopaje. Tras obtener la corona en la combinada femenina individual, a la atleta le fue detectada en su sangre pseudoefedrina. Raducan había tomado Nurofen, una medicina corriente para tratar la fiebre, la cual contenía dosis de la droga prohibida.

Cuba participó en Sydney con una delegación de 238 competidores (151 hombres y 87 féminas) y concluyó en la novena posición, al conseguir 11 galardones dorados, igual número de subtítulos y siete terceros lugares.

Además del triunfo de Savón en los 91 kilogramos, el boxeo cubano aportó los títulos de Guillermo Rigondeaux (54), Mario Kindelán (60) y Jorge Gutiérrez (75); entre tanto las judocas Legna Verdecia (52 kilos) y Sibelis Veranes (70) les imitaban en lo más alto del podio.

Otros que tocaron la gloria olímpica fueron el luchador Filiberto Azcuy (greco, 69 kg), el taekwondoka Angel Volodia Matos (80 kg), el saltador largo Iván Pedroso, el vallista Anier García (110 m) y la escuadra de voleibol femenino, que logró su tercera corona consecutiva.

Estados Unidos dominó el medallero final con 40 preseas de oro, 24 de plata y 33 de bronce, escoltado por Rusia (32-28-28), China (28-16-15), Australia (16-25-17), Alemania (14-17-26), Francia (13-14-11), Italia (13-8-13), Holanda (12-9-4), Cuba (11-11-7) y Reino Unido (11-10-7).

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